Hace un rato se habla en todo el mundo de un concepto danés que, según dicen, tiene mucho que ver con la felicidad de los habitantes de ese país: HYGGE, es un concepto que ellos aplican a su vida permanentemente y que tiene que ver con la calidez, lo acogedor del interior del hogar. También se relaciona con experiencias cotidianas que se disfrutan en familia, sencillamente, pero que llenan el espíritu.
¿Cómo debería ser una casa para estimular el Hygge? Aquí van algunos tips que podrían ayudar.
1. Luz
La arquitectura debería privilegiar ventanas amplias y con orientaciones que permitan recuperar la mayor y mejor luz de acuerdo con los momentos en que se utiliza el recinto. Dormitorios con ventanas norte u oriente, por ejemplo, son un plus!.
En la noche, cuando ya no contamos con luz natural, deberíamos privilegiar la iluminación cálida por sobre la fría (es decir, ampolletas de luz amarilla). También aprovechar la nueva tecnología LED para iluminar rincones o muebles, por ejemplo, iluminar el interior de un mueble empotrado, la base de los muebles de cocina, etc.
El uso de Dimmer o potenciómetros es tremendamente importante, por ejemplo, para bajar la intensidad cuando ya es hora del relajo. Nada mejor que un living a media luz, con un par de pequeñas lámparas encendidas y Michael Bolton sonando de fondo. Si le sumamos buena compañía y una copa de Malbec mejor aún. Súper Hygge!
Para relajarse es importante contar con un espacio que me invite a hacerlo. Un(a) dueño(a) de casa que gasta parte importante de su tiempo ordenando sin duda tendrá menos tiempo y ganas de tomarse unos minutos para sentarse en su sofá preferido a leer, pues su cabeza estará en aquellos deberes pendientes. Por eso, una casa Hygge debe considerar que su mantención, orden y limpieza sean labores sencillas y eficientes. La capacidad de almacenaje (para contener los disruptores visuales) y la facilidad para mantenerla en orden y limpia se tornan vitales.
2. Capacidad de Almacenaje
Casas o departamentos con muebles y closet bien pensados, que hayan sido diseñados considerando lo que se debe guardar en una vivienda. Aspiradoras, escobas, sabanas, etc. son algunas de las cosas que muchas veces no encuentran un lugar adecuado. Closet que consideren accesorios para pantalones o faldas, muebles de cocina que asuman la existencia de condimentos, tarros de basura, etc. son algunos de los tips de arquitectura de una casa Hygge.
3. Facilidad para la limpieza
Utilizar materiales que sea complicado de limpiar es anti Hygge. Por eso, se debería privilegiar aquellos que tengan una mantención baja tanto en tiempo como en dinero. Un porcelanato, por ejemplo, es barato y fácil de limpiar. Los alfombrados (si insistimos en usarlos) son mucho más adecuados para sectores de bajo tráfico y finales (como un dormitorio).
Lo mismo ocurre con ventanas. Ubicarlas en sectores de difícil acceso para la limpieza es un problema. ¡Difícil relajarse mirando el jardín a través de una ventana sucia!
Para el caso de los muros, el uso de cerámicas, porcelanatos u otro material que facilite la limpieza diaria es mandatorio detrás de cocinas y lavaplatos. Papeles murales limpiables también, sobre todo si tienes niños pequeños que de seguro más de algún dibujo te regalaran en las paredes.
4. Espacios que propicien compartir
Hygge, además de ser símbolo de momentos calentitos, ricos, lo es de compartir. Por ello, una arquitectura que privilegie los espacios abiertos y comunes por sobre los privados es un must. Cocinas abiertas cada día ganan terrenos, ya no queremos cocinar solos, porque hemos comprendido que cocinar en sí es una actividad que conlleva unión y amor. Podemos hacerlo en familia y colaborativamente, conversando. Una mamá que cocina mientras ve a sus hijos hacen sus deberes escolares. Un marido que cocina mientras su mujer le cuenta como estuvo su día en la oficina sentada en el sofá. En fin, espacios que permitan compartir las actividades diarias.
Otro de los espacios para compartir es el living. Y hablamos del real uso del living, ese que ya no se usa para recibir los domingos a las visitas, sino para vivirlo a diario. Por qué dejar para los domingos un sector tan relevante de metros cuadrados de la casa? . Las televisiones plana han ayudado en esto, la tele ha vuelto en pompa y majestad al living, como en los 60´ y ello ha hecho que también nosotros volvamos más al living.
Terrazas y jardines, otros espacios vitales para tener momentos Hygge. Poder llegar del trabajo y mirar las luces de la ciudad desde mi terraza, mientras me tomo un té con canela o bien disfrutar un asado improvisado en el jardín un domingo es muy Hygge, son momentos simples pero que nos permiten cambiar el switch. También tener un pequeño huerto, dedicar tiempo a cuidarlo y recolectar sus frutos es una de las actividades que las personas sugieren como más gratificantes.
5. Uso de materiales
Sin duda hay materiales que asociamos con la palabra “acogedores” por sobre todo.
Nadie discutiría que la madera es uno de ellos. La arquitectura Hygge sugiere el uso de esta última junto con cerámicas, cueros, arpilleras, linos y todo aquellos más conectado con lo natural. Plásticos, acrílicos y lacas deberían ser usados más bien como complementos y no como eje central.
Y si de decoración hablamos, obviamente mucha lana, cueros, cojines y almohadas bien mullidas en tonos pasteles.
6. Eficiencia energética
Para que una vivienda sea confortable, la temperatura es fundamental. Un lugar demasiado caluroso o frío no invita al relajo. Por eso, tener viviendas eficientes (energéticamente hablando) ayudan a que las personas, por un costo razonable, puedan tener temperaturas agradables.
La eficiencia energética para por una buena aislación térmica del calor del verano y del frío en invierno, por termo panel (en la medida de lo posible), por sistemas de calefacción eficientes y por supuesto, por la incorporación de paneles solares u otra alternativa de autoabastecimiento.
7. Colores y texturas
El uso de colores neutros o pasteles ayudan al descanso visual. Eso no quiere decir que no podamos incorporar elementos de color en la decoración, pero en una medida justa, sin cansar visualmente.
Por su parte, las texturas deben privilegiar lo suave y mullido. Alfombras y pisos que inviten a caminarlos, tapices que sean agradables al tacto, sillones que acojan (¡No que después de unos minutos de estar sentado te duela todo!)