Recorrer el sector de Alonso de Ercilla con Vicente Valdés es regresar a esa añoranza por los barrios que comenzaron a habitarse en las décadas del 40 y 50 en la comuna de La Florida. Se mantienen las calles residenciales con casas y edificios de baja altura, que permiten ver la Cordillera al oriente y vivir esa cotidianeidad de comprar en el almacén de la esquina, recurrir a la reparadora de calzado cercana o ir a dejar a los niños al colegio caminando o en bicicleta.
De hecho, existen cuatro colegios en la zona y a pocas cuadras, se ubica la enorme casa de retiro y Santuario de Schoenstatt Bellavista. La tranquilidad de este sector contrasta con el ajetreado ritmo de Avenida Vespucio o Avenida La Florida, donde se ubican los malls o la línea del Metro, y que están a sólo 10 minutos de distancia.
Santuario de Schoenstatt Bellavista
Estación Vicente Valdés
En esta apacible zona se emplazará el proyecto Alonso de Ercilla, diseñado por la oficina Labra y Sartori Arquitectos quienes —en un trabajo conjunto con la oficina de interiorismo Hielo Sur y HDG Estudio Paisaje—, imprimieron los códigos de una casa tradicional en un edificio de baja altura, inspirándose en la nostalgia de los barrios que pueblan los recuerdos de nuestra infancia.
Pablo Sartori explica que “los códigos de una casa tradicional se pensaron apuntando al bienestar del usuario, en que lo práctico queda más expuesto hacia la calle, y el estar en esparcimiento queda vinculado con el sector más íntimo del proyecto, hacia su patio trasero. En este caso particular, contiene programas atractivos, novedosos y correlacionados entre ellos, que permiten que cada uno se sienta en casa, pudiendo disfrutar en su particularidad o en lo colectivo que ofrece el proyecto”.
©Copyright Pablo Sartori
En este sentido, comenta que la atención se centró en lograr un proyecto con espacios funcionales pero que “al mismo tiempo, fuese acogedor y familiar, con un diseño atractivo y de vanguardia”con terrazas amplias y una apertura espacial que ofrecen las dimensiones interiores de livings y la cocina integrada.
©Copyright Pablo Sartori
Pensando en el teletrabajo y la mayor permanencia en nuestros hogares, “se potenciaron las áreas comunes y creamos para ello un espacio multifuncional de estar, de cowork, cocina y bar; similar a lo que vemos hoy en un workcafé. En paralelo, pensamos en estares para niños en que sus padres los puedan acompañar, espacios de ejercicios indoor y outdoor, senderos entre vegetaciones, quincho y otros sectores de estar”, detalla Pablo.
A juicio del arquitecto, la ambientación del proyecto es única. “Muestra una serie de recursos de materiales, terminaciones y colores, todos de primer nivel. Aquí comienza a aparecer conceptos como toques vintage en el uso de elementos decorativos que rescatan lo retro, también el uso de colores de tonos sobrios u oscuros que se conjugan con la madera”, relata.
Hall de acceso que nos conecta con el recuerdo y la nostalgía de los carteros tradicionales a través de un muro completo de casilleros metálicos enfatizando el «Vintage Details«.
Proceso de pruebas de terminaciones y tonalidades
©Copyright HIELOSUR
Alejandro Montero, de la oficina de interiorismo Hielo Sur, explica cómo se entendió al usuario del proyecto y se plasmó ese concepto en el diseño interior: “La Florida tiene la característica de ser una comuna de largo plazo; la gente que nace en La Florida acostumbra a migrar dentro de la misma comuna. Hay sectores que son muy de barrio y otros más urbanos, especialmente en torno a la línea de Metro. El edificio Alonso de Ercilla está emplazado en un sector de barrio, donde llegan parejas jóvenes o con unos o dos niños, por lo que tratamos de imprimirle un sello acogedor, nostálgico y de hogar; más que de un lugar de paso”.
Siguiendo esta idea, Alejandro señala que trabajaron un concepto de interiorismo relacionado con la vida de barrio. “En específico, con la nostalgia del barrio, con una escala cercana, de la forma más honesta en términos simbólicos”, agrega. En lo concreto, explica que esto se refleja en tonos atemporales, “pero con un dejo vintage, tratando de que las cosas sean cálidas y aplicando el concepto hygge que utiliza la inmobiliaria, que tiene que ver con la idea de nido, con disfrutar la vida de una forma más lenta, no tan urbana ni tan rápida”.
En las áreas comunes, los espacios son amplios, acogedores y muy funcionales, para que se sientan como una extensión del departamento e inviten a compartir. “El objetivo es que sean espacios actuales, pero que al mismo tiempo tengan un toque visual y sensorial que te conecte con la nostalgia del pasado”, sostiene Alejandro, agregando que esto se plasma con el uso de los colores, como ciertos tonos de verdes y de grises, y con materiales más honestos, puros.
©Copyright HIELOSUR
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Por ejemplo, en la sala de juegos de niños, Hielo Sur buscó ideas que evocaran la niñez, de la vida en los años 80 o 90, “que le hagan sentido a los niños y a los padres. En esa línea, tratamos de no abusar de la tecnología y escogimos soluciones más análogas de diseño, como muros de escalada o juegos de madera para los niños, o pensar un gimnasio más enfocado en el entrenamiento funcional o en el yoga, y menos en poner tanta máquina de ejercicios o de pesas”, explica Alejandro.
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En los departamentos se privilegiaron los muebles funcionales, con mucho espacio de guardado. También se usó una paleta cromática alegre, cálida y hogareña, con tonos verdes y pasteles, con acentos vintage. “No tratamos de hacer nada muy pretencioso ni aspiracional, sino que intentamos de ser bien honestos, atemporales, usando conceptos más clásicos, pero llevado a un lenguaje moderno en soluciones de diseño, que estén al servicios del usuario. En cierto sentido, aplicamos algo del diseño nórdico, que tiene que ver con no sobrediseñar o sobredecorar, sino que tratar de lograr lo máximo con lo preciso”, finaliza el diseñador.
©Copyright HIELOSUR
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El paisajismo –a cargo de HDG Estudio Paisaje–, también fue una pieza clave en la conceptualización del proyecto, que también se trabajó de manera integral con el resto de las especialidades para darle coherencia. “Nos pidieron hacer algo distinto al típico jardín con pasto. La idea partió en cómo diseñar un jardín de cero, que fuera funcional, usando vegetación de bajo requerimiento de agua, súper enfocado en el tema sostenible, con relativamente poco mantenimiento y gasto hídrico”, explican Daniela Díaz y Catalina Hormazábal, socias de HDG.En base a los requerimientos del proyecto y las necesidades del público al cual va dirigido, se configuró un sendero acompañado con vegetación de estas características, “a lo largo del cual fuimos marcando ciertos hitos o espacios con distintos equipamientos y funcionalidades, como un área de ejercicios que está fuera del gimnasio, un área de niños afuera de la sala de juegos, un quincho, la zona de la piscina y al final, el remate con la pérgola”, explican las paisajistas.
©Copyright HDG Estudio Paisaje.
El resultado es un gran espacio que está subdivido en zonas, donde los niños más grandes pueden estar en la piscina, los más pequeños afuera de la zona de juegos y los adultos en el quincho. Los papás pueden ver todo lo que está pasando porque hay una relación visual entre todas estas zonas, según explican las profesionales.
©Copyright HDG Estudio Paisaje.
©Copyright HDG Estudio Paisaje.
©Copyright HDG Estudio Paisaje.
“El concepto de lo íntimo, de lo nostálgico, que estaba asociado al área de diseño y decoración, lo plasmamos en la idea de lograr un oasis dentro de la trama urbana más densa, que permita aislarse del entorno y generar un espacio de calidad. El sendero además entrega una experiencia al recorrerlo, con plantas que van cambiando durante todo el año, con ciclos de floraciones, para lograr que cada vez que bajes a recorrer el jardín, tengas una experiencia distinta”, comentan Daniela y Catalina.
©Copyright HDG Estudio Paisaje
©Copyright HDG Estudio Paisaje.