Antes de hablar de la industria, un poco de contexto: según datos entregados por Google, el tránsito de los chilenos durante este periodo ha mutado radicalmente (era esperable). La movilidad hacia centros de retail y recreación ha caído en un 74%, y hacia parques en un 72%. El transito hacia centros de transporte ha disminuido un 64% y un 42% hacia lugares de trabajo. Dos conclusiones desde acá: ¿cuán vigilados estamos? ¿Cuánto hemos aprovechado la tecnología a favor de mejorar la calidad de vida? Y especialmente, ¿cuánto puede mejorar la planificación de las ciudades y las políticas habitacionales usando esta versión tecnológica de la tradicional (y hoy poco eficiente) Encuesta Origen Destino realizada por el Ministerio de Transportes?
Pero volviendo de lleno a nuestra industria…
Lo primero, un cambio radical en la forma de vender y en la utilización de las herramientas digitales y remotas. Esta crisis nos ha enseñado que estábamos subutilizando la tecnología existente. Nos hemos dado cuenta que con poco esfuerzo podíamos enseñar un proyecto, atender a un cliente y cerrar una operación sin contacto físico de ningún tipo. Ello nos demanda y demandará mucha preparación de nuestros equipos de venta. Hay habilidades que tendrán que desarrollar para que el ecommerce aterrice en la industria inmobiliaria. El cliente ya no entrará por la puerta de una sala de ventas sino que habrá que ir a buscarlo al mundo virtual. Se dará mayor peso a una cotización on line, que equivaldrá a una visita a una sala de ventas, pondremos más y mejores esfuerzos en los videos de pilotos y barrios, etc. Creo que estamos recién empezando esta reconversión, en una industria que podía pero se resistía a hacerlo.
Dicho sea de paso, según un estudio realizado por GFK recientemente, la relevancia del canal on line ha tomado una tremenda fuerza a medida que se han intensificado las medidas de distanciamiento social, llegando hoy al 34% del total de USD transados, por ejemplo, en el mercado de tecnología (desde el 26% que traía previo a la pandemia)
Lo segundo, son los cambios en las preferencias y gustos de los clientes. Debido al teletrabajo, nos hemos dado cuenta de lo relevante y necesario que se torna un espacio para este tipo de actividades en la casa, y si no es un espacio exclusivo, a lo menos que la casa tengo algún recinto polifuncional que pueda prestar el servicio de escritorio u oficina. He visto ideas hasta de walking closet reconvertidos en pequeños escritorios.
Se valorará más los espacios abiertos, las terrazas, los patios. Eso aun no tengo claro cómo influirá en las preferencias, pues colisiona con un tema de precios. Todos quisiéramos vivir en lugares más amplios, pero los precios a veces no lo permiten. Amplios y bien ubicados es igual a más caro. Entonces surge una segunda pregunta: dado el teletrabajo ¿será igual de importante la ubicación? ¿O primará el deseo de un jardín por sobre una estación de metro?
Y los ammenities de los edificios. ¿Seguiremos buscando lugares donde reunirnos masivamente? ¿O más bien nos preocupará que el edificio contemple medidas de sanitización e higiene, así como redes de conexión Wifi con un buen ancho de banda?
Si pensamos que el miedo al hacinamiento nos perseguirá durante mucho tiempo, hay que preguntarse cómo afectará eso la preferencia de ubicación de una vivienda respecto a los puntos de traslado de la familia. Probablemente optaremos por una vivienda que nos permita usar bicicleta o caminar al colegio y al trabajo. Y si las autoridades saben leer esta situación, se promoverá el uso de suelo mixto y las ciudades policéntricas.
O bien, arrancaremos de las grandes urbes, utilizando el teletrabajo para residir en ciudades menos densas (las llamadas “second chance”, en Estados Unidos ya bien conocidas).
Los servicios cerca de casa ya no necesariamente serán supermercados, bancos y farmacias, porque nos habremos acostumbrado a hacer esas compras on line. Hasta los gimnasios deberán reconquistarnos, pues nos habremos habituado a los videos on demand en youtube. Entonces habrá que preguntarse qué tipo de servicios serán los que esperaremos cerca de casa. Seguro aquellos a los que debemos si o si ir presencialmente, como un centro de exámenes, un dentista.
Por último, cuestionarse cuan sobrevalorados están los espacios de trabajo y cuántos de ellos nos daremos cuenta son altamente prescindibles. Cuántos de nosotros volveremos a estar 42 horas a la semana en una oficina y cuántos desarrollaremos gran parte de nuestras tareas desde casa, una que ya no necesitará estar cerca de mi fuente laboral, sino en el lugar donde mi calidad de vida se estructure en base a nuevos parámetros.
¿Será que habremos cambiado el bien conocido location location location por conection conection conection?
Isabel Palma
Gerenta Comercial, Inmobiliaria FG